martes, 15 de marzo de 2011

Riesgos Naturales y percepción social. Debate o gran tertulia

La historia de la humanidad, está llena de acontecimientos en los que, terremotos, tsunamis, huracanes, inundaciones, erupciones volcánicas, etc. han provocado la pérdida de millones vidas humanas y han perturbando de forma grave el desarrollo económico de las regiones o de los países afectados. Por ejemplo, según la aseguradora Swiss Re, el número total de muertos por desastres naturales entre 2001 y 2005 fue de 482.000. Sólo durante el año 2004 se produjeron más de 300.000 muertos, de los cuales 280.000 perecieron como consecuencia del tsunami de Indonesia. Durante ese mismo año, las pérdidas mundiales por daños materiales alcanzaron los 100.000 millones de euros. En el año 2005 hubo 95.000 víctimas y los daños económicos sumaron 184.000 millones de euros. Las mayores cifras se contabilizaron en EEUU como resultado de los huracanes que afectaron esta parte del continente americano (Katrina: 108.000 millones de euros, Wilma: 16.000 millones de euros y Rita: 12.000 millones de euros).

Existe una diferencia sustancial entre riesgo real y percepción social del riesgo.  Eventos poco probables pero sensacionales, se perciben como más peligrosos que otros, más frecuentes, desastrosos o pocos conocidos. Es frecuente subestimar los riesgos más comunes o los más distanciados en el tiempo. Las Sociedades aceptan algunos riesgos si a cambio obtienen beneficios netos y siempre que no sea  viable reducirlos hasta un valor tan bajo como sea posible. Se admite por ejemplo, que vivir cerca del cauce de un río aguas abajo de la cerrada de un gran embalse es un Riesgo Tolerable.

Con bastante probabilidad, la percepción social del riesgo desde la sociedad europea, es la razón por la que después del terremoto del noreste de Japón y del consiguiente tsunami, el mal llamado debate, se ha centrado en nucleares sí, nucleares no. Y digo mal llamado, porque el debate debe cumplir unas condiciones de rigurosidad y conocimiento por parte de los participante que es este caso no se cumplen. Estamos asistiendo a una Gran Tertulia al uso,  más que a un auténtico Debate, con mayúsculas.

La causa primera de lo que ha sucedido en Japón es un movimiento sísmico consecuencia de la subducción de la placa tectónica del pacífico por debajo de euroamericana.  El riesgo sísmico y volcánico en Japón es de los mas altos del mundo, por eso la sociedad japonesa ha sabido aumentar su resiliencia frente a este tipo de fenómenos. Desde hace mucho tiempo la construcción civil cumple unos códigos de seguridad que le permiten afrontar con un cierto éxito los habituales terremotos que sufre y sufrirá. Sin embargo, el subsecuente tsunami  ha tenido efectos devastadores. Habrá que esperar aún bastante tiempo para conocer el verdadero alcance del desastre en pérdida de vidas humanas y económicas, pero sin duda, las cifras serán pavorosas.

Lisboa después del terremoto. Mapa idealizado de Lisboa: vista del sur a través del río (Grabado en cobre, Alemania, después de 1755). Tomado de JM Martinez 2005.
En la Península ibérica, el tsunami  producido por el  terremoto de Lisboa es el que mayor número de víctimas produjo. El terremoto alcanzó una intensidad de 8.5-9 en la escala de Richter y su epicentro se localizó en el Océano Atlántico al oeste-suroeste de la Península. Se produjo a las 9.45 h. del primero de noviembre de 1755. Las olas alcanzaron la costa portuguesa del Algarve a los pocos minutos, la ciudad de Huelva media hora más tarde y la de Cádiz alrededor de las 11.  El primer signo fue la retirada del mar y luego la llegada de cuatro o cinco grandes olas con un periodo de 25 a 40 minutos. En España se produjeron  61 muertos por el terremoto y 1214 por el tsunami. Teniendo en cuenta el aumento de la población y de la construcción civil en el Algarve y en toda la costa suroeste española,  ¿puede alguien imaginar las consecuencias de un fenómeno semejante hoy día?.

Despalzamiento del tsunami de Lisboa
Bien, pues en lugar de debatir sobre el por qué la humanidad sigue construyendo grandes ciudades, enormes polos industriales o centrales nucleares en zonas de gran Riesgo Geológico, la discusión se ha simplificado y lo que se discute es nucleares si o nucleares no. Ni siquiera sobre la seguridad de las centrales. La Gran Tertulia, se centra en el yin y el yan, en el sí o el no. Esta mentalidad reduccionista empobrece la discusión hasta límites insufribles y causa graves daños al avance social. Cierto es que, incluso algunos miembros del Gobierno, en referencia a lo que está ocurriendo en Japón, han declarado que el debate sobre el uso de la energía nuclear en España debe abordarse con una perspectiva global y sin tomar decisiones basadas en una circunstancia concreta.

La democracia participativa en la que vivimos -aunque poco participativa por parte de muchos ciudadanos que se limitan a votar, o no, en las elecciones - debe someterse a los debates que surgen al hilo de los acontecimientos. En este caso está más que justificado por las gravísimas consecuencias que tendrá la construcción de una central con seis grupos nucleares en una costa con alta probabilidad de tsunamis. Pero ninguna discusión sobre cualquier tipo de fuente de energía debería plantearse en los términos en los que los diferentes grupos de presión lo están haciendo. Hoy, en cualquier debate de este tipo deben considerarse necesariamente tres factores sin exclusión: fuente de suministro y seguridad de abastecimiento, precio de la energía y medio ambiente. Además, en la situación económica que vive nuestro País, cuyas consecuencias costará décadas superar, la implementación de cualquier política que aborde este tema debe tener en cuenta su influencia en el balance de la población trabajadora. Cierto que ahora no es tiempo, porque cada lobee económico y social tratará de sacar ventaja de la situación que se vive en Japón. Pero, ¿Para cuándo este debate?.

Una vez más Unión Progreso y Democracia adelantó esta necesidad. Fue el único Partido Político que en su  Programa Electoral para las elecciones Generales del año 2008, reclamó un  debate transparente, objetivo y riguroso sobre energía, incluyendo la energía nuclear y manteniendo, entre tanto, las centrales existentes, con las debidas garantías de eficiencia y seguridad. Ha habido tiempo desde entonces, pero tanto PSOE como PP y demás partidos políticos del arco parlamentario, han dedicado su tiempo al propio interés electoralista en vez de atender a las necesidades de los ciudadanos. Baste como indicador, el reciente informe consensuado entre todos, de la Subcomisión para el Análisis de la Estrategia Energética en los próximos 25 años creada en el seno de la Comisión de Industria y Comercio del Congreso. Sólo UPyD expresó su rechazo y emitió un voto particular instando a su devolución a la Comisión.

Ahora, será difícil decidir la ubicación del inevitable Almacén Temporal Centralizado de combustible nuclear gastado que el Gobierno, incumpliendo todos los plazos, ha retrasado por motivos electoralistas o de incapacidad. Pero las consecuencias las pagará el ciudadano al que se engaña de forma permanente. En una reciente conferencia pronunciada en el Campus de Excelencia de la Universidad Complutense de Madrid, el premio Nobel de Física Carlo Rubbia, concluía que teniendo en cuenta el crecimiento de la población mundial, la humanidad depende en estos momentos de no interrumpir el desarrollo de las fuentes de energía, y de concentrar y coordinar los esfuerzos mundiales en este sentido. Cifraba la urgencia para tomar las decisiones adecuadas y resolver este problema en un periodo máximo de entre diez y quince años. En caso contrario los más débiles serán los primeros en pagar las consecuencias.

En el caso español, se aproxima una nueva subida del recibo de la luz, y las que seguirán en un futuro próximo. La actual situación es insostenible y no se puede hurtar más el debate. El ciudadano debe saber el coste y las posibilidades reales de cada opción, elegir libremente si desea pagar el precio de unos tipos de energía o de otros  y demandar las políticas adecuadas para que los costes no se oculten por vía de tarifa o de impuestos.  Pero entre tanto, sólo se ponen parches, muchas veces demagógicos, a este tema capital para la economía española, es decir, para todos y cada uno de los ciudadanos españoles.

4 comentarios :

  1. Me ha alegrado leer este artículo, pues desde el viernes pasado sigo las informaciones de lo ocurrido en Japón con sentimientos de horror, tristeza y solidaridad con el pueblo japonés. Pero al mismo tiempo, llevo contemplando con perplejidad y total asombro "la tertulia nuclear" (como bien la denominas) que ha invadido a toda la sociedad hasta el punto de que no se sepa separar el grano de la paja. No es mi intención minimizar las posibles consecuencias que puedan derivar de la situación en la que se encuentra la central de Fukushima, pero no entiendo que no se analice de manera racional lo ocurrido.
    Que todo se reduzca a "nucleares si, nucleares no", alentado esto probablemente por intereses que no quiero ni nombrar, me parece una manipulación oportunista de la opinión pública para conducirla allí donde se quiere.
    Este tipo de desgracias pocas veces se utilizan para autoexaminarse con criterios objetivos y de sentido común, y lo que es peor, pocas veces sirven para mejorar.
    Vivo en Huelva, frente a un polo industrial químico compuesto de numerosas instalaciones Seveso II. Conocemos los antecedente del llamado "terremoto de Lisboa" de 1755, y es curioso porque es el argumento que cualquier onubense esgrime cuando alguien pregunta el porqué de la escasez de construcciones antiguas en esta ciudad. "El terremoto y el maremoto de Lisboa destruyó Huelva", es la respuesta. Pero no se piensa en las consecuencias que podría tener en la actualidad, en pérdidas humanas y materiales un terremoto de elevada magnitud o incluso un tsunami, estando como estamos en un área de alta sismicidad y la que se montaría con dicho polo industrial situado en plena zona de influencia mareal.
    Pero si se piensa, y mucho en estos días, en las consecuencias catastróficas que tendría un fenómeno sísmico que afectara a centrales nucleares españolas que se encuentran en zonas de mucho menor riesgo sísmico que Huelva y desde luego ni comparables con Japón.
    Muy bien con que se realicen nuevas pruebas de seguridad en las centrales y que se "asegure" la seguridad de las mismas, pero ¿hasta que punto las desgraciadas consecuencias del fenómeno sísmico sobre Fukushima van a ser para algunos "aprovechar que el Pisuerga pase por Valladolid"?.
    Rigor, mucho rigor científico y técnico nos hace falta.
    ¿Hace falta una labor importante de pedagogía científica o simplemente no interesa?.
    Me da que se seguirán asumiendo riesgos con elevado potencial lesivo sin trabajar en minimizar sus consecuencias y que se seguirá desviando la atención hacia el alarmismo poco fundamentado, prescindiendo, eso sí, de las necesidades reales de la ciudadanía.
    Me deja pasmadaque mucha gente con la que hablo esté angustiada porque la radioactividad emitida en Japón llegue a nuestra ciudad......., pero parece que esto es lo que hay.
    Un saludo y felicidades por el artículo. Me alegra que haya gente que ponga su grano de cordura entre tanto "maremoto mediático".
    Patricia Pelegrín.

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  2. Manuel López Ogayar16 de marzo de 2011, 19:17

    Excelente análisis del problema. Es desesperante que las decisiones necesarias no se tomen a tiempo, porque esperando un mejor momento, siempre se postponen. Es cada vez mas necesari un debate riguroso de coste, riesgo y beneficio de cada alternativa, y de consecuencias de retrasar la toma de decisiones y de los que pagaremos todos los ciudadanos, pero mas los mas debiles.
    Enhorabuena por tan valiente y preciso análisis.

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  3. No puedo estar más de acuerdo contigo Patricia. Te devuelvo la felicitación por la claridad de tus ideas y argumentos. Teniendo en cuenta la ciudad donde vives, sabes bien lo que significa el riesgo químico. En efecto hay manipulación oportunista y un intento de adoctrinamiento por parte de muchos medios de comunicacion y de sectores con intereses políticos y, como no, económicos.
    En todo caso quiero añadir algo importante. Es muy complicado estimar el periodo de retorno de fenómenos como el terremoto de Lisboa y el tsunami que produjo, pero el único cálculo que hay es de aproximadamente 450 años. No recuerdo en este momento donde está publicado, creo que es en el Insttituto Geográfico Nacional, pero puedo buscarlo si tienes interés. Esperemos que 200 años sean suficientes para intoducir algo de cordura en el debate. Un afectuoso saludo

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  4. Gracias Manuel, seguiremos intentándolo juntos. Es muy dificil, pero me niego a admitir que es imposible. Como me comunicaste, en medio de tanta desolación, hay tambien alguna buena noticia. La sentencia del Tribunal Constitucional en contra del artículo del Estatuto de Andalucia que rompía la unidad de cuenca del río Guadalquivir. Un abrazo.

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