La primera Constitución Española. Cadiz,1812 |
Es asombroso oir las críticas que vierten socialistas como Joaquín Leguina, admirado por muchos precisamente por los ataques, en apariencia profundos, que hace de las actuaciones de sus compañeros del Partido en el Gobierno. Pero hay que dejar las cosas muy claras y a estos pretendidos críticos del PSOE debemos preguntarles, en primer lugar, por qué siguen militando en un Partido a cuyo Gobierno hacen críticas de tanto calado y profundidad. Y en segundo lugar, hay que recordarles que tras casi treinta y seis años de democracia, este País, es exactamente lo que ellos y los miembros del Partido Popular, antes Alianza Popular, han querido. Nadie más ha gobernado durante este largo periodo de tiempo. Ellos y sólo ellos han encaminado a España a la situación en la que se encuentra en la actualidad. Y no vale echarle culpa alguna a los nacionalistas de ningún tipo. PSOE y PP han sido los que por mantenerse en el poder a cualquier precio, han cedido ante las exigencias centrifugadoras nacionalistas, sin ningún rubor ni medida. Baste recordar las vergonzosas negociaciones de los Presupuestos Generales de los últimos años en los que, incluso un partido con dos diputados como es Coalición Canaria, ha obtenido el asombroso rédito del traspaso a la CA Canaria de la gestión de las aguas territoriales con consideración de Estado Archipelágico. Sin duda, esta decisión traerá consecuencias internacionales muy graves y problemas con estados próximos como Portugal y sobre todo Marruecos.
Pero si de la situación se puede y se debe culpar al PSOE y a sus sucesivos Gobiernos, lo mismo puede hacerse con el PP. El doble discurso, según se detente o no el poder, es más que evidente como ha puesto de manifiesto la diputada de Unión Progreso y Democracia, Rosa Diez, en su intervención reciente en el debate sobre una Proposición no de Ley del Grupo Popular acerca de una Estrategia de Austeridad en el Conjunto de las Administraciones Públicas (ver video)
La conclusión es muy clara. España necesita un Partido político capaz de revertir esta situación. Un Partido que anteponga el interés de los ciudadanos al meramente partidista . Un Partido con un peso suficiente en el Parlamento español como para poder contribuir a formar alternativas de gobierno libres de hipotecas nacionalistas (op. cit. Manifiesto Fundacional de UPyD) y que obligue a los dos Partidos, hoy día mayoritarios, a abordar las reformas necesarias para devolver el control de la Política a los ciudadanos.
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