viernes, 15 de abril de 2011

PP y PSOE: Simetría especular

La primera Constitución Española. Cadiz,1812
Causa perplejidad escuchar el discurso con el que algunos destacados miembros del  Partido Socialista Obrero Español se pasean por muchos Medios de Comunicación.  Intentan convencernos de que hay una cantidad importante de socialistas  muy críticos con las actuaciones políticas del Gobierno que preside Jose Luis Rodriguez Zapatero. Cierto es que de las siglas PSOE queda poco. Seguro que es un tópico y un recurso fácil muchas veces repetido, pero como casi todo tópico, es cierto: lo único que permanece del acrónimo es la P de partido. Más partido que nunca y con mayor participación  en el sistema de partidocracia en el que está inmersa una mayoría de la clase política española. Y digo clase, porque con raras excepciones, en eso se ha convertido el colectivo de profesionales de la política española:  un grupo taxonómico que comprende varios órdenes de personas con  muchos caracteres comunes, bien separados del conjunto de los ciudadanos españoles y de sus preocupaciones.  No insistiré en el resto de las letras porque es tan evidente que se abandonó el socialismo o que los verdaderos obreros se alejan cada vez más de este Partido, que no merece mayor comentario. Qué decir también de la E, después de las increíbles actuaciones con respecto del  Estado Autonómico del  Partido Socialista de Cataluña, PSC, que perdió la O hace mucho tiempo, o del intenso trabajo, implícito o explícito, que se ha llevado a cabo durante los últimos años en favor de la disgregación de España.

Es  asombroso oir las críticas que vierten socialistas como Joaquín Leguina, admirado por muchos  precisamente por los ataques, en apariencia profundos, que hace de las actuaciones de sus compañeros del Partido en el Gobierno. Pero hay que dejar las cosas muy claras y a estos  pretendidos críticos del PSOE debemos preguntarles, en primer lugar,   por qué siguen militando en un Partido a  cuyo Gobierno hacen críticas de tanto calado y profundidad. Y en segundo lugar, hay que recordarles que tras casi treinta y seis años de democracia,  este País, es exactamente lo que ellos y los miembros del Partido Popular, antes Alianza Popular, han querido.  Nadie más ha gobernado durante este largo periodo de tiempo.  Ellos y sólo ellos han encaminado a España a la situación en la que se encuentra en la actualidad. Y no vale echarle culpa alguna a los nacionalistas de ningún tipo. PSOE y PP han sido los que por mantenerse en el poder a cualquier precio, han cedido ante  las exigencias centrifugadoras nacionalistas, sin ningún rubor ni medida.  Baste recordar las vergonzosas negociaciones de los Presupuestos Generales de los últimos años en los que, incluso un partido con dos diputados como es Coalición Canaria, ha obtenido el asombroso rédito del traspaso a  la CA Canaria de la gestión de las aguas territoriales con consideración de  Estado Archipelágico. Sin duda, esta decisión traerá consecuencias internacionales muy graves y problemas con estados próximos como Portugal y sobre todo Marruecos.

Pero si de la situación se puede y se debe culpar al PSOE y a sus sucesivos Gobiernos, lo mismo puede hacerse con el PP.  El doble discurso, según se detente o no el poder, es más que evidente como ha puesto de manifiesto la diputada de Unión Progreso y Democracia,  Rosa Diez, en su intervención reciente en el debate sobre una Proposición no de Ley del Grupo Popular acerca de una Estrategia de Austeridad en el Conjunto de las Administraciones Públicas (ver video)
 
La conclusión es muy clara. España necesita un Partido político capaz de revertir esta situación. Un Partido que anteponga el interés de los ciudadanos al meramente partidista . Un Partido con  un peso suficiente en el Parlamento español como para poder contribuir a formar alternativas de gobierno libres de hipotecas nacionalistas (op. cit. Manifiesto Fundacional de UPyD) y que obligue a los dos Partidos, hoy día mayoritarios, a abordar las reformas necesarias para devolver el control de la Política a los ciudadanos. 

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