Cerca de la jubilación, un
experimentado catedrático me decía en los años 80 del siglo pasado: desengáñese usted Sopeña, pase lo que pase, en este País la investigación es
siempre lo último”. Hoy, con la experiencia adquirida, también después de
muchos años de dedicación a la profesión de investigador, puedo certificar que la
afirmación del viejo profesor era la sentencia de un juez del “Tribunal Supremo
de la Edad”.
Recordaba esta conversación al leer el Programa Electoral de Unión Progreso y Democracia, UPyD, de las pasadas Elecciones Generales y su empeño en acabar, de una vez, con esa
situación proponiendo: “Alcanzar un Pacto
de Estado con un compromiso estable de inversión mínima en I+D+i del 2% del PIB para toda la legislatura,
acorde con nuestro desarrollo económico e
independiente de la coyuntura, para promover un cambio en el modelo productivo y
permitir a los investigadores una carrera profesional estable y atractiva.
Creación de Agencias únicas de Financiación y Evaluación independientes”. Los oídos sordos del PP, del resto
de Partidos Políticos representados en el Parlamento, y el cinismo del Gobierno
cuando el Portavoz
Adjunto de UPyD le preguntó por la política de I+D, devienen en la desastrosa situación actual.
Si durante los últimos años
la evolución del gasto en I+D ha descendido de forma significativa como se
aprecia en el gráfico 1, en el año 2013, y previsiblemente en los siguientes, el Gobierno completará la tarea de devolver la
investigación española a la precariedad con la que tradicionalmente se ha desenvuelto
durante décadas. El proceso comenzó con el último Gobierno del PSOE presidido
por el ahora ausente J.L. Zapatero. En el último año de su mandato redujo el gasto en un 2,8% y
permitió, por intereses electorales, la prórroga de los presupuestos a gran parte del año 2012 con
el consiguiente deterioro añadido del sistema de I+D+i.
Gráfico 1 |
Los datos contenidos en
los Presupuestos Generales del Estado para 2013, indican que la situación va a seguir
empeorando de forma significativa. Pero además, el probable incumplimiento de estos
presupuestos, como es tradicional en los últimos años y puede comprobarse fácilmente en el informe de ejecución que
publica el Instituto Nacional de Estadística, agrava de forma
notable situación. A este desolador panorama se añade el último artificio
contable que el actual Gobierno del PP publicó en el BOE del Jueves 24 de enero de 2013 relativo a la financiación de los Proyectos del
Plan Nacional de I+D+i. A la significativa mengua de años anteriores en el presupuesto dedicado a su financiación se
suma, este año, una nueva rebaja de aproximadamente un 20% en los costes de ejecución y de un 4,15 % de los
costes indirectos, es decir, del dinero que se adjudica al Centro donde se ejecuta
el proyecto para los gastos generales asociados. Este último descuento supone una rebaja de unos 10 millones de euros añadidos.
Pero además, las cantidades que deberían
recibirse en tres años, se distribuirán en cuatro anualidades, según la Resolución
de 10 de enero de 2013, de la Dirección General de Investigación Científica y
Técnica, por la que se publican las ayudas y subvenciones concedidas en el
cuarto trimestre de 2012, y según las disponibilidades presupuestarias.
Es decir, ni siquiera está garantizado que se reciban según consta en la Resolución
Definitiva de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e
Innovación, con fecha de salida 28 de diciembre. Por último, este primer año, solo
se recibirá un 10% del total de la financiación, con lo que habrá proyectos
que no podrán comenzar. Muchos de ellos necesitan una financiación importante
para ponerse en marcha, en particular los que deben comprar nuevo material
inventariable necesario para su desarrollo, etc.
En resumen, el dinero que se presupuestaba para tres años, se extiende a cuatro,
lo que significa una enorme merma del presupuesto dedicado a investigación y configura un panorama dramático para la investigación española, si además se
tiene en cuenta que no se ha producido
la nueva convocatoria para 2013 que habitualmente se cierra en enero. El ministerio
ya anuncio que se retrasaba, lo mismo que el nuevo Plan Estatal de Investigación.
Suponiendo que la convocatoria se publique en los próximos meses, la
evaluación, resoluciones correspondientes y disponibilidad de dinero, será casi
imposible que se produzca en 2013. Por tanto, será un año en blanco con todas
las consecuencias derivadas. Dramática es también la situación de los jóvenes investigadores que no pueden acceder a la necesaria financiación para sus proyectos o que ni siquiera pueden optar a un contrato o beca postdoctoral, porque no se han concretado muchas de las convocatorias habituales para este fin: Junta de Ampliación de Estudios del CSIC, Juan de la Cierva, Ramón y Cajal, etc. Pero... ¡quién se acuerda de este enorme despilfarro en capital humano que está sufriendo España!.
Lejos quedan ya aquellas infantiles actuaciones que pretendían cambiar con un decreto ley o una demagógica ley de economía sostenible “el modelo de crecimiento económico del ladrillo” por uno basado en la innovación y la I+D, como pilares de la creación de nuevas empresas y de empleos en los próximos años, y las afirmaciones del ministro Luis de Guindos en su respuesta a la pregunta de UPyD en el Parlamento: ¿Mentiras de inconscientes o cínicas?.
Lejos quedan ya aquellas infantiles actuaciones que pretendían cambiar con un decreto ley o una demagógica ley de economía sostenible “el modelo de crecimiento económico del ladrillo” por uno basado en la innovación y la I+D, como pilares de la creación de nuevas empresas y de empleos en los próximos años, y las afirmaciones del ministro Luis de Guindos en su respuesta a la pregunta de UPyD en el Parlamento: ¿Mentiras de inconscientes o cínicas?.
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