Hemos asistido durante los últimos días a la sublimación de la situación política española. Se ha pasado del estado sólido, duro, cosificado, destilando los tópicos habituales del "y tú más", del atrincheramiento de cada medio de comunicación detrás del PP, PSOE, o del nacionalismo que le sostiene económicamente, al estado gaseoso de las propuestas etéreas. Algo como, propongamos un pacto anti-corrupción: reunámonos para decidir si nos reunimos para hacer reuniones y buscar espacios comunes de coincidencia. Llegaremos a la sorprendente conclusión de que la corrupción es mala, de que todos estamos en contra de la corrupción y de que debemos nombrar una comisión ad hoc para que estudie a fondo el problema y elabore un libro blanco de consenso sobre el tema. De esta manera a todo el mundo le quedará muy claro qué es y para qué sirve.
Frente a esta serie de disparates, solo un propuesta sensata y medida de UPyD: ¡Desde ya! elaboremos en el Parlamento, sede de la soberanía popular (entiéndase del pueblo, ¡no de la mayoría absoluta del PP!) todas las leyes necesarias para acabar con esta lacra y sus derivadas. Inmediatamente, con otro tipo de legislación en vigor, convoquemos elecciones. No lo hagamos con las mismas leyes que han conducido a la situación actual de deterioro institucional y político porque se reproducirán los mismos vicios. Cambiemos de verdad las cosas. ¡Basta ya de quítate tú para ponerme yo! Hay que elaborar una verdadera alternativa que acabe para siempre con este drama y devuelva la confianza en la Política a la mayoría de los ciudadanos.
Y... ¿cómo?, ¿qué hay que cambiar? Aquí está la respuesta:
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