Una vez más el sectarismo de los dos partidos que dominan en la Política española desde hace décadas, acompañados según conveniencias circunstanciales por los nacionalistas, ha convertido un tema de Estado en una lucha partidista, con tintes electorales.
En esta ocasión, se suma además, la demagogia tradicional de algunos pretendidos salvadores del Planeta y en el colmo del despropósito, la lucha de municipios. Parece, y nada más alejado de la realidad, que unos cuantos alcaldes y concejales pueden decidir con una votación en un pleno municipal donde se ubica una instalación que ha requerido años y años de estudios previos llevados a cabo por una gran cantidad de técnicos y científicos de alta cualificación.
Estamos hablando de la ubicación del mal llamado cementerio nuclear, es decir de la instalación del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de combustible nuclear gastado y de otros materiales procedentes del desmantelamiento de las centrales nucleares españolas que han dejado o dejen en un futuro de operar.
La desidia de nuestros gobernantes en unas ocasiones, la demagogia y el miedo a la pérdida de votos en otras, han retrasado, con consecuencias muy poco deseables, una decisión que debería haberse tomado hace largo tiempo. Por ejemplo, en un momento de crisis económica feroz, debemos pagar a Francia a partir de este año, cantidades anuales millonarias por la custodia de los residuos de la Central de Vandellós I. El importe diario de 49.545,00 euros, fijado inicialmente en el contrato, se revisa mediante una fórmula de actualización. Hoy está cercano a los 58.000,00 euros y será más alto cuanto más tiempo transcurra. En el Reino Unido también hay residuos almacenados procedentes de la central de Garoña y las piscinas de las centrales nucleares españolas, donde provisionalmente se custodia el combustible nuclear gastado, están al borde de la saturación.
Conviene recordar que un Almacén Temporal Centralizado es una instalación compleja que según el proyecto presentado por la Comisión Interministerial del Emplazamiento del ATC del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, quien deberá tomar la decisión final de que propone al Gobierno, será una estructura integral de 283 metros de largo, 78 de ancho y 26 de alto, con unos conductos de salida de aire de 45 metros de altura respecto al nivel del suelo. Estará compuesta por los siguientes elementos:
- Área o edificio de recepción del combustible irradiado
- Edificio de procesos, donde se insertará el combustible irradiado en unas capsulas para su almacenamiento
- Edificio de servicios y sistemas auxiliares
- Módulos de almacenamiento de las cápsulas de combustible irradiado. Cada uno constará de dos bóvedas con entradas y salidas de aire independientes
- Nave de almacenamiento de bultos, para otros residuos de alta actividad.
La instalación diseñada para la recepción, acondicionamiento y almacenamiento del combustible gastado, se integrará en un parque tecnológico que llevará asociado un centro de investigación y un parque empresarial. Se pretende que el emplazamiento, sea además “un foco de generación de conocimientos y tecnologías sobre las diferentes vías de gestión del combustible gastado y los residuos radiactivos de alta actividad. Servirá también como base para el desarrollo de otras áreas de interés en la localidad o Comunidad Autónoma en la que se ubique. El modelo es similar a otros que ya existen en Europa como el de Habog (Holanda) o en EEUU.
Este tipo de instalaciones debería separarse del llamado debate nuclear que UPyD viene reclamando desde su presentación a las Elecciones generales de 2007. Fue el único partido que en su programa electoral reclamaba de forma clara un debate transparente, objetivo y riguroso sobre energía, incluyendo la energía nuclear y manteniendo, entre tanto, las centrales existentes, con las debidas garantías de eficiencia y seguridad.
Plataforma del ATC. (Según La Comisión Interministerial Emplazamiento del ATC)
Pero el tema que nos ocupa ahora es otro. No se trata de decidir si se continúa apostando por la energía de origen nuclear o no. España, por decisión de los Gobiernos de Franco, es en la actualidad un País con centrales nucleares, se quiera o no, e independientemente de las decisiones que se tomen en un futuro. Las centrales nucleares españolas tenían almacenado en sus piscinas a finales de 2005, un total de 3.370 toneladas de combustible gastado. Se estima que el parque nuclear actual generará una cantidad adicional similar hasta el final de la vida operativa de las centrales, supuesta en 40 años a efectos de planificación. Para hacerse una idea del volumen hay que pensar que 7.000 toneladas caben en una nave de 25x20x8 m3. España es el quinto productor de combustible gastado de la UE. Por cierto, nunca se ha documentado un incidente en una instalación de almacenamiento de este tipo de residuos que además son reciclables y pueden servir en un futuro como combustible nuclear para nuevas instalaciones.
Por todo ello no se comprende la postura que frente a este tema han adoptado distintos dirigentes del PSOE, PP, CIU, IU, etc. La Comisión de Industria, Turismo y Comercio del Congreso de los Diputados, en su sesión núm. 33 celebrada el jueves 27 de abril de 2006 aprobó por 30 votos a favor, un voto en contra y una abstención, es decir casi por unanimidad, la proposición de los Grupos Socialista, Catalán de Convergencia i Unió y PNV de crear la Comisión interministerial que debía ocuparse de fijar los criterios para la instalación del ATC. En palabras de la ponente socialista, para lograr cumplir los plazos señalados por la ley que ya en ese momento apremiaban.
Sin embargo, cuando hay que de tomar las decisiones definitivas y de finalizar de una vez el proceso, predominan de nuevo los intereses electoralistas por encima de la razón de Estado y de la ambición de País como suele decir nuestra portavoz parlamentaria Rosa Díez. El presidente de Castilla La Mancha Sr. Barreda, ¡apoyado ni más ni menos que por el Presidente del Congreso de los Diputados Sr. Bono! se opone radicalmente a la instalación del ATC en su Comunidad en clara contradicción con los criterios manifestados por el ministro Sebastián y por la vicepresidenta del Gobierno de su Partido.
La Secretaria General y número dos del PP amenaza con expedientar a un alcalde de su Partido por haber aprobado solicitar la instalación en su municipio de Yebra (Guadalajara). Por si acaso, ya ha habido también quien ha resaltado el hecho de que este municipio alcarreño se sitúa a sólo 80 km de Madrid. Previsiblemente pronto entrará en liza algún prócer de la Villa y Corte. En este caso, además de la enorme contradicción que significa que el PP se haya manifestado a favor de la energía nuclear, María Dolores de Cospedal alega un curioso criterio de solidaridad que consiste en poner lo que a ella le parece peligroso en el jardín del vecino. Según su razonamiento, Galicia ya ha producido, por ejemplo, demasiada patata, electricidad mediante aerogeneradores o empanada. No se deben plantar más patatas en Galicia, ni parques eólicos de ningún tipo y por supuesto, la empanada para los gallegos. Esta actitud abunda, por si aún no estaba claro, en la demostración de que el PP ha derivado de forma definitiva por el camino de los taifas y del electoralismo más descarado. Mantiene posturas distintas en cada Comunidad Autónoma según la posible captura de votos. Parecido discurso es el que sostiene con respecto al tema del agua según se trate de Murcia, Aragón, Castilla- La Mancha o la Comunidad de turno.
Naturalmente, no podían faltar los nacionalistas. CIU ya ha afirmado que expedientará a los osados correligionarios que han propuesto el municipio de Ascó para la instalación del ATC. Temo que más que otra consideración, lo que preocupa es que sus alcaldes salgan del redil y resten bazas a su Partido para negociar prebendas económicas o de otro tipo con el Gobierno español de turno cuando convenga. Y todo esto es sólo el comienzo, porque ¿en qué grupo se debe incluir al Sr. Montilla, Presidente ahora de la Generalitat de Cataluña y ministro que en su día presento el Plan que contemplaba la construcción del ATC? ¿Con los nacionalistas? ¿En el grupo socialista? Y ese caso, ¿en qué facción? ¿Con los que están a favor de un proceso razonable o con la tendencia antinuclear del Presidente del Gobierno que cierra Garoña en contra de todos los informes técnicos favorables del Consejo de Seguridad Nuclear?
Por último IU sigue en su ancestral postural de oponerse a todo lo que huela a nuclear a pesar de que el Partido Comunista, principal origen de esta formación, mantenía una postura claramente pronuclear en la década de los setenta. Claro que por aquel entonces se debía obediencia ciega a Moscú que pretendía sobrepasar en estos asuntos a los EEUU. Aunque no estamos hablando de Centrales nucleares sino de almacenamiento de combustible gastado, conviene recordar que el tan utilizado accidente de Chernobil, fue un experimento programado que se descontroló, entre otras causas, por la lentitud y descoordinación de la burocracia soviética. Este tipo de accidente no sería posible hoy día por las características técnicas de las centrales que operan en el mundo.
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