sábado, 18 de mayo de 2013

El Bipartidismo Sindical

Las imágenes de la reunión mantenida por el Presidente del Gobierno en El Palacio de la Moncloa con la patronal y los sindicatos, difundidas con gran despliegue mediático, son casi una fotocopia de las que convocaba el famoso (óptese por la segunda acepción de la RAE) José Luis Rodríguez Zapatero.


Es cierto que en esta última reunión puede apreciarse alguna diferencia. Aunque no conocemos posibles acuerdos secretos a los que es tan aficionado el actual Presidente, no parece que la política de Rajoy vaya a cambiar de forma sustancial ni que vaya a asumir, como hacía el anterior Presidente, todas y cada una de las propuestas de estos dos sindicatos. Pero excepto esta divergencia, nada nuevo. Una vez más, CCOO y UGT, obtienen garantías totales de continuar recibiendo las generosas subvenciones del Estado para los cursos de formación para el empleo, a pesar de que estas corporaciones sindicales han demostrado su ineficacia en este tema. Lo demuestran las actuales cifras de paro, de las que indudablemente también son culpables por su resistencia a aplicar medidas nuevas e imaginativas como el contrato laboral único, propuesto primero por Unión Progreso y Democracia, y ahora por la Unión Europea. 

Si los cursos de formación que ofrecen fueran tan eficaces como pretenden, alguna influencia tendría que haberse notado en las escandalosas cifras de desempleo españolas. Podemos imaginar la cantidad de puestos de trabajo que hay para alguien que obtenga los maravillosos conocimientos que ofrecen los cursos ofrecidos por UGT sobre Programación Neurolingüística y Educación Emocional aplicada a la Enseñanza I, Estrategia para la Defensa Oral de la Programación Didáctica II, Acción sindical en la empresa para Delegados de Comité de Empresa o Formación para Cuadros y Dirigentes Sindicales: Estrategia sindical, entre otros muchos similares. Recuerdo como anécdota que hace algunos años, un amigo que durante toda su vida había fabricado camisas, me comentaba sorprendido cómo se había visto obligado a elegir un curso  del INEM sobre "Foraminíferos del Cretácico".

Quizá UGT y CCOO deberían haber dado algún curso previo y específico para formar parte del Consejo de Administración de las Cajas de Ahorro a sus representantes. Es curioso que ahora, CCOO reclame una urgente y rápida investigación de la gestión de Miguel Blesa en Caja Madrid. Le bastaría con pedir explicaciones a Francisco Baquero, Pedro Bedía, Rodolfo Beniro y Juan José Azcona que, según El Economista.es, formaban parte del Consejo de Administración que autorizó por unanimidad las operaciones por las que su expresidente ha sido encarcelado. También sería muy oportuno que UGT diera cumplidas explicaciones sobre cuál fue la actuación de su vocal Gonzalo Martín, o la razón por la que José Ricardo Martínez, actual líder de UGT de Madrid, cobraba dietas de 181.000 euros de Bankia. Ahora, todos ellos, pretenden escapar de su responsabilidad y pasar desapercibidos, pero no parece que un sector de la justicia española vaya a consentirlo, aunque sea empujada por las denuncias de sindicatos independientes o de partidos políticos como Unión Progreso y Democracia y no por la Fiscalía General del Estado a quién debía corresponderle esta función.

Conviene no olvidar que en el Consejo de Administración de Caja Madrid, estos representantes sindicales, compartían sillón con el también encarcelado expresidente de la Patronal, Gerardo Díaz Ferrán y con doce representantes de IU, PP y PSOE. Y recordemos también que fue la ley 31/1985, de 2 de agosto, de regulación de las normas básicas sobre órganos rectores de las Cajas de Ahorro del Presidente socialista Felipe González, la que configuró la composición de sus Consejos de Administración. Por los artículos dos y catorce se dio entrada a las "Entidades Representativas de Intereses Colectivos". La normativa posterior de cada Comunidad Autónoma, complicó aún más la situación.

Es evidente que no se han cumplido las exigencias de la ley en cuanto a los requisitos que debían cumplir los consejeros: “Se considera que poseen conocimientos y experiencia específicos para ejercer sus funciones en el Consejo de Administración de una caja de ahorros quienes hayan desempeñado, durante un plazo no inferior a cinco años, funciones de alta administración, dirección, control o asesoramiento de entidades financieras o funciones de similar responsabilidad en otras entidades públicas o privadas de, al menos, análoga dimensión”. No parece, por ejemplo, que José Ricardo Martínez de UGT, diplomado en Magisterio, que “cursó estudios” (?) de Filosofía y Derecho y trabajó en RENFE desde 1982, haya cumplido los requerimientos exigidos por la ley. 


Pero volvamos a la verdadera acción que un sindicato de clase debería practicar en una sociedad democrática bien organizada. No parece posible en la situación actual. CCCO y UGT, configuran un bipartidismo sindical muy similar al que forman el PP y el PSOE. Por ello, en paralelo con estos partidos, pierden cada más vez más influencia entre la clase trabajadora española y su descrédito va en aumento. Así se ha demostrado por el declive de la participación ciudadana en las convocatorias de huelga y manifestaciones de diversa índole que han tenido lugar estos últimos meses o por el significativo descenso de afiliados que están sufriendo. No obstante, nada indica que esta preocupante situación vaya a cambiar. Los sindicatos de trabajadores, de acuerdo con el artículo séptimo del Título Preliminar de la Constitución Española, deben contribuir “a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios”. Y aquí está el problema. CCOO y UGT apenas cumplen este mandato constitucional y se han convertido paulatinamente en pseudo-partidos políticos con la complicidad del PSOE y del PP. Su principal interés hoy día, no parece ser el propio de un sindicato de clase sino la conservación de los privilegios obtenidos y la influencia en todo tipo de decisiones políticas, aunque nada tengan que ver con su exigible labor sindical. Mientras tanto, como hacen PP y PSOE con el resto de partidos políticos, estos dos sindicatos ayudados por las mismas terminales mediáticas, procuran ocupar todo el espectro sindical excluyendo al resto.

USO, CSIF, etc., o los pequeños sindicatos gremiales que viven casi de las cuotas de sus afiliados, jamás son convocados al Palacio de la Moncloa por ningún Presidente de Gobierno, ni llamados a consenso importante alguno, con gran satisfacción de CCOO y UGT. Solo cabe lamentar esta situación aunque sin mucha esperanza de cambio a corto plazo y también hacerse una pregunta: ¿Se habría llegado a la escalofriante cifra de 6.202.700 desempleados en España con unos sindicatos verdaderamente libres e independientes como los alemanes, norteamericanos y tanto otros? Personalmente creo que no. Lo siento.

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