lunes, 25 de octubre de 2010

Trabajar más y cobrar menos

Aunque siempre existen versos sueltos que discrepan de la opinión general, la mayoría de los expertos en Economía y otras ciencias afines coinciden en que hay dos factores esenciales que influyen de forma decisiva en la penosa evolución de la Economía española: baja productividad y escasa competitividad. La genial idea que aporta como solución al problema el actual (por poco tiempo ya) Presidente de los Empresarios españoles, Sr. Díaz Ferrán es que "hay que trabajar más y ganar menos". Se podrían hacer innumerables chistes con tan ocurrente idea pero, ni está el horno para bollos, ni la seriedad del tema lo permite en estos momentos. Supongo que a los miles de trabajadores que han ido al paro por culpa de la mala gestión de este estupendo y simpático empresario les gustaría "trabajar un poco y ganar algo" o mejor "tener un trabajo digno y un salario justo". Afortunadamente, con toda seguridad, otras mentes empresariales están rompiéndose la cabeza para tratar de salvar sus empresas sin aplicar el bálsamo de Fierabrás que propone tan insigne empresario. Y si no, que se lo digan a muchos autónomos que, ayudados por sus trabajadores, están defendiendo con uñas y dientes su forma de vida.

Fotografía de Mariana Bersten

Mis conocimientos de economía son muy limitados. Diría yo que se circunscriben a tratar de encontrar en el súper el producto de mejor calidad al precio más barato, es decir, a aplicar las elementales reglas económicas que cualquier consumidor decente y honrado aplica en su vida diaria. En esta brillante idea y forma de pensar, casi puedo equipárame al Sr Díaz Ferrán.
Pero volviendo a las causas principales, tampoco hay que ser muy agudo para desarrollar el siguiente razonamiento:
  • Para aumentar la productividad y la competitividad es necesario disponer de un tejido laboral más productivo y más competitivo.  
  • Para disponer de un tejido laboral más productivo y más competitivo necesitamos unos trabajadores y unos empresarios más preparados y más innovadores.
Y aquí quería llegar yo Sr. Díaz Ferrán. La educación, es decir la preparación media de nuestros trabajadores y empresarios debe mejorar de forma notable. Pero obsérvese que digo también empresarios porque parece que siempre flota en el ambiente la idea de que es exclusivamente la clase trabajadora la que debe dedicarse a hacer máster sobre cómo poner mejor los enchufes, arreglar lavadoras, obtener mejor rendimiento en un despacho de abogados, o desarrollar un proyecto de alta tecnología como el AVE Madrid-Valencia. Sobre la calidad de la educación media y superior de nuestro País queda poco que decir. Sólo que los sucesivos estudios internacionales como, por ejemplo, el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), no sitúan a España en lugares muy relevantes en cuanto a la calidad de los conocimientos de nuestros estudiantes de 15 años. Respecto a la llamada Educación Superior, desde hace años, no parece ser ni educación, ni superior. Entre los rankings de universidades del mundo, destaca el elaborado por la Universidad Jiao Tong de Shangai (China), recientemente actualizado para el año 2010. Esta clasificación ordena las 500 mejores universidades del mundo en función de criterios de calidad como el nivel de los estudiantes, el profesorado y los centros, la actividad investigadora, las publicaciones, etc. En la clasificación del año 2010, hay cuatro universidades españolas entre los puestos 201-300, tres entre 301-400 y por último, otras tres entre 401-500. El resto no aparecen. Sin comentarios.
Pero hablemos también de Empresarios y Directivos. Para ellos, no existe una clasificación internacional análoga. Su situación en el ranking se mide, sobre todo, por los resultados económicos de sus Empresas. Por eso, son de especial interés los datos relativos al nivel educativo de los directivos que figuran en un trabajo de Cañibano y Castro (in litt.) sobre El Sistema Español de Innovación. Se transcriben a continuación.

 Fuente: EUROSTAT, 2010
Según este cuadro, en el año 2000, sólo en 26 % del personal de dirección de las empresas y de las administraciones públicas tenía una educación superior. Es cierto que la progresión ha sido notable, pero aun así, en el 2009 el 61 % de este personal que debería tener una alta cualificación, tiene un nivel de formación bajo o medio.
Todos los caminos convergen en la misma encrucijada: debería hacerse un enorme esfuerzo por mejorar la calidad de nuestra enseñanza en todos los niveles. Es una inversión costosa y a largo plazo, pero sin ella, la senda que conduce a la salida de la crisis será difícil, tortuosa y quizá interminable. El panorama no es alentador. Diecisiete leyes educativas diferentes, una Ley de la Ciencia obsoleta que ha producido la mayor endogamia conocida en la Universidad española y, por último, unos partidos políticos ensimismados en las descalificaciones permanentes, en vez de trabajar en un consenso que resuelva este problema capital. La devolución de las competencias en educación al Estado Central sería un paso decisivo en la resolución del problema, pero sólo Unión Progreso y Democracia, UPyD ha fijado toda su atención en este tema. Si algún día este joven Partido resulta decisivo, esta será una de las condiciones irrenunciables que pondrá para dar su voto a cualquier gobierno.

3 comentarios :

  1. Hola,

    hemos creado Red Magenta, un agregador de blogs de gente afín a UPyD. Tú blog ha sido incluído.

    Si no deseas aparecer comunícanoslo a través de este formulario: http://redmagenta.org/mi-blog/.


    Muchas gracias

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  2. Interesante artículo Alfonso. Me pregunto si alguien de entre nuestros políticos está interesado en mejorar la educación de este país en el siguiente artículo y la verdad, tengo serias dudas.

    http://distopyaocallaparasiempre.blogspot.com/

    Un saludo

    David Soria

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  3. Gracias David. En efecto, nadie tiene interés, excepto que las reformas sirvan para imponer sus ideologías. En la llamada Transición, la idea asumida, sobre todo por la también llamada Izquierda, fue que había que hacer una especie de revolución cultural de forma que casi todo el mundo tuviera una formación superior. Se pensaba que, de esta forma, nunca más habría una guerra civil. El problema es que se ha exagerado hasta límites insospechados. Se ha confundido la calidad con la cantidad. Se ha casi eliminado, por ejemplo, la Formación Profesional y parece no importar que licenciados y doctores ocupen puestos en las cajas de los grandes almacenes o dilapiden su formación en oficios y puestos de trabajo que no requieren una carrera universitaria. Por otra parte, la Universidad en su conjunto se ha empobrecido en el nivel intelectual de los alumnos. La endogamia ha perjudicado seriamente el de los profesores. Ademas el nivel de conocimientos de idiomas de la población española, algo esencial el mundo globalizado en el que vivimos, es lamentable. En fin, temas para charlar largo y tendido.¡17 leyes educativas! Un saludo

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