domingo, 4 de diciembre de 2011

La Cumbre de Durban

Es fácil entender que con la gravedad de los problemas políticos y económicos que apremian a la Sociedad española y a muchos otros países de la Unión Europea, no se preste la debida atención a temas, cuyas consecuencias se imaginan a muy largo plazo. Por ello, la reunión sobre la mal llamada Cumbre del clima” en Durban (Suráfrica), casi está pasando desapercibida para la mayor parte de los Medios de Comunicación españoles. En realidad, este tipo de reuniones que patrocina la ONU a través de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, deberían referirse al Cambio Global que la acción antrópica está produciendo sobre nuestro Planeta: la agricultura y ganadería extensivas, los diversos cambios de usos del agua continental y del suelo, o la emisión masiva de gases efecto invernadero como el anhídrido carbónico, el óxido nitroso, el metano, el vapor de agua, etc.
Sin embargo, es un grave error no atender también este problema de forma prioritaria. Las afirmaciones que hizo en el año 2007 el señor Rajoy, próximo Presidente de Gobierno, recogiendo las opiniones de su primo, catedrático en Sevilla, fueron cuando menos, muy desafortunadas. Esperemos que, desde entonces, su familiar se haya puesto al día y le cuente a su pariente la opinión que más de 220 especialistas mundiales de 62 países, con más de 18784 correcciones de científicos de todo el mundo, acaba de publicar el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático sobre la gestión los riesgos naturales extremos. Por si su primo no lo ha leído y teniendo en cuenta las informaciones publicadas que hablan del interés de D. Mariano en perfeccionar su inglés, le ofrezco la oportunidad de leerlo cómodamente en el siguiente enlace:

Cierto es que las noticias que llegan desde Durban no son muy alentadoras y parece que las conclusiones de la reunión, como casi siempre desde la primera de Berlín en 1995, configurarán un documento de consenso, pero falto de contenido realmente efectivo. No debería cometerse la equivocación de minusvalorar el problema dilatando las soluciones globales. Pero en caso de que así fuera, los países incluidos en la UE, está obligados a realizar un esfuerzo adicional y aprovechar la oportunidad de los grandes cambios económicos que se aproximan para definir una tendencia clara hacia una nueva economía baja en carbono, como mantiene Unión Progreso y Democracia, UPyD, en su reciente Programa Electoral. Ello es posible si se aplican, por ejemplo, las imprescindibles políticas de ahorro y eficiencia energética y se aprovecha la posición de liderazgo mundial que tienen muchas empresas españolas de energías límpias. Sin apelar a ningún tipo de catastrofismo, hay que decir que la concienciación mundial y la aplicación de medidas efectivas no deben dilatarse mucho más. Estamos cerca del límite temporal y todos sabemos que "el tiempo pasa volando".
Nada ayuda a la solución, racional y posible, de este tipo de problemas, la radicalidad de algunos partidos políticos, y de las llamadas organizaciones ecologistas. Siguiendo a Orwell, Santiago González en su reciente y recomendable libro Lágrimas social-demócratas, junto con "el comunismo, el feminismo, el trotskismo, el pacifismo, el antisemitismo y el catolicismo", incluye como "nacionalismos ejemplares de nuestro tiempo el islamismo, el ecologismo y de manera muy señalada en España el zapaterismo"  (pág.13) por ende, desintegradores y sectarios.

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